el sueño no llega
y prevalecen por defecto los ojos abiertos y rojos.
Los días pasan y uno se queda en el pasado.
Ya no conoce de fechas y con suerte se sabe qué día es hoy.
Y marca la tendencia estar sentada en una silla
o acostada con o sin almohada.
Con suerte se tiene certeza de la hora
algo aproximada con solo asomarse a la ventana.
Los pasos son más lentos
y uno acostumbra a cansarse con caminar la cuadra,
hasta se cansa un poco de escribir.
Y la monotonía aparece por la ventana como la mosca que revolotea por la casa.
Y no te gusta
el corazón se te vuelve una pasa
se contrae y no se expande mucho
late pero sigue el pentagrama de la cotidianidad.
Y después de un par de días
los planetas entran por la puerta y se quedan en tu sistema solar
y en la noche parecen alumbrar como luciérnagas
de los amores más románticos de toda la existencia.
Antonella Dawson.