Prefiero quedarme en mi departamento, junto a mis cigarrillos, mi café negro y alcohol que dure el transcurso de toda la noche y mate algunas horas. Observar desde mi pequeño balcón los fuegos artificiales a las 12 y ver el cielo brillar aunque no alcance a ver las estrellas. Debo admitir lo poco de envidia que me dan todos los demás, que encuentran algo especial en lo que yo no veo y nunca vi. Regalo? Regalo sería una buena compañía silenciosa que no hay, hasta el silencio retumba en mi cabeza, por mi cuerpo, en mis venas.
Espero que el año nuevo sea distinto, jamás he esperado nada, pero como todo comienzo trae consigo una sensación extraña, al igual que me sucede al estrenar un cuaderno en blanco, o comenzar a leer un libro nuevo.
Aunque todos los días sean nuevos, una hoja en blanco esperando ser escrita.
Aunque se asome el miedo a lo incierto.
Aunque al llegar la noche pocas veces haya cambiado algo por aquello, el miedo.
Miedo a lo no-conocido.
Ojalá despues de las 12 al mirar el cielo sienta el cambio recorriendo lo recóndito de mi cuerpo