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24 jun 2010

Ves como se enfría?

A veces puede parecer que ella no vuelve. Puede pasar mucho tiempo, mucho frío; se pueden ver muchas gotas caer de la lluvia torrencial y ella no vuelve.
Parece que no hay verdad, no hay mentira, no hay nada. No vuelve porque no sabe dar el paso, ese primer pie para dar el paso y seguir ese andar.
Ella no vuelve, y la marcha del tiempo avanza sin parar.
La gente camina y ella sigue atrás, detenida en esa noche gris, donde lo que único que ilumina es la luz de los faroles y de los postes de la ciudad.
El café está frío, el cigarro ya bastante consumido y ella sigue ahí, intacta, helada, dejando pasar el tiempo sin reaccionar.
Caminante sin destino, frío invierno del delirio, al borde de la locura de un manicómio.
Cotidiana, fría, cálida, impulsiva, extraña. Eso es ella y la misma contradicción de siempre. La rabia, el odio, la pena y el táctil dolor.
Ella es una pensante sin descanso, un fracaso sin pausa, una sonrisa feliz agrietada, y el ángel de cara cortada.
Ella se acrecienta, pierde el equilibrio mental, espacial y de todo, se derrumba mientras a su paso los fuegos artificiales no parecen importar. Está bajo esos explosivos, se quema y no le duele. Pero sabe perfectamente que la herida que lleva dentro no se cierra con nada.

Siempre ya es nunca y nunca para ella ya pasó.

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